lunes, 22 de junio de 2015

Fin de mi aventura en Estados Unidos: últimos momentos y conclusiones de mi año de intercambio.

Hola, mis queridos lectores. Esta será mi última entrada ya que hace ya un par de semanas que he llegado a España, así que además de contaros cómo han sido mis últimas dos semanas en América, me centraré en explicaros que ha significado para mi este año de intercambio.

Empecemos hablando de la "going away party" que Gaia, Carmen y yo organizamos para despedirnos de todos nuestros amigos americanos. La organizamos en el patio de mi casa. Aunque estábamos un poquito nerviosas por cómo saldría, la verdad es que fue genial. Aunque no todos, la gran mayoría de nuestros amigos si que pudieron venir y nos pasamos la tarde charlando, riendo, sacando un montón de fotos y hasta bailando. Además, mi abuela vino para ayudarnos a preparar la fiesta y me trajo un regalo, que fue el mejor regalo que me han hecho hasta ahora. ¡Me regaló una manta hecha a mano con camisetas de todos los sitios y todas las actividades que había hecho en Estados Unidos! Cuando vi lo que era estaba tan emocionada que no podía parar de achucharla.


 





 





Un par de días después de la "going away party", Gaia y yo tuvimos el evento de cierre de la temporada de fútbol, donde cenamos todos juntos, entregaron los premios pertinentes a las jugadoras (yo fui nombrada offensive MVP de mi equipo) y nos hicimos las últimas fotos de la temporada. Además, Gaia y yo aprovechamos la ocasión para dar las gracias y despedirnos tanto de nuestras compañeras como de los entrenadores.

Foto de equipo


               Gaia, Marah y yo con los entrenadores Ralphie y Ramin

Otro par de días después me fui a Alabama con mi padres, Travis y Krissy; mis hermanas, Abby y Ally; y con un amigo de la familia que se llama Donovan. Estuvimos en un sitio llamado "Orange Beach" durante siete días, y la verdad es que fue genial. Además de mucha playa fuimos hasta el embarcadero donde la gente va a pescar; al "Alligator Alley", una granja de caimanes y al puerto entre otros sitios. Además, allí nos encontramos con una familia amiga de ellos y cómo tenían dos hijos de nuestra edad hicimos la mayoría de las actividades juntos.




Zayne, yo, Ally, Sidney y Donovan






 
                             En el embarcadero

Las dos familias en el puerto (The Wharf)

 
Con Ally, Donovan y Abby en el "Alligator Alley"


 Alabama era un sitio mucho más familiar que Fort Lauderdale donde se veían muchas familias con niños pequeños, aunque había un sitio que se llamaba "The Hangout" en el que había música en directo todas las noches y donde se reunía un montón de gente al que Ally y yo acabamos yendo prácticamente todas las noches y pasando siempre un buen rato.





Después de volver de Alabama, tuve tres días antes de volverme a España y durante esos últimos días hice un montón de cosas: fui a un festival italiano, fui por última vez al downtown de Kansas City; fui al zoo con mis hermanas, mi madre y mi abuela y también fui a las "drive in movies", que son los "cines" que se ven en las pelis americanas que se hacen en párkings y donde ves la película desde tu coche.

Festival italiano



Última visita a KC dowtown



 

En el zoo de Kansas City

Gaia, Ally, yo y Joe en las "drive in movies"

Y un par de horas después de la noche de cine y sin haber dormido casi nada, llegó la hora de decir adiós. Sin duda fue uno de los momentos más difíciles y más tristes en mi tiempo en América, ya que aunque volveré de visita, mi vida americana había llegado irremediablemente a su fin. Ya con lágrimas en los ojos por parte de todos, nos hicimos la última foto en la casa y partimos hacia el aeropuerto. Una vez allí y cuando hubimos aclarado los percances que mi organización había ocasionado ( me compraron un vuelo que llegó al aeropuerto erróneo en Nueva York, lo que me supuso tener que cambiar de aeropuerto una vez allí) tocó el momento de la verdad. Después de abrazar a  todos mis hermanos, a mi madre y a Gaia, agradeciéndoles todo lo que habían hecho por mi y diciéndoles lo mucho que los quería, embarqué aún con lágrimas en los ojos dando las gracias a Dios por haberlos puesto en mi camino y entré en el primer avión de vuelta a España. Cinco aeropuertos después llegué a España y con ello retomé mi vida española. He de decir que sobre todo el primer día, aunque estaba contenta por reencontrarme con mi familia, entre el cansancio y todas las emociones vividas en las últimas 48 horas me sentí un poco desubicada. Claro que después de un par de días de adaptación y de reencontrarme con todo el mundo, aquella desubicación desapareció para dar lugar a mi vida de siempre.






Y ahora aquí me encuentro, escribiendo este blog por última vez después de diez meses contándoos mis aventuras. Si tuviera que resumir mis diez meses en una sola palabra sin duda esa palabra sería "aprendizaje". He aprendido tantas cosas que aunque sigo siendo yo, la forma en la que veo las cosas ha cambiado por completo. Para que os hagáis una idea, durante este tiempo he aprendido desde cómo poner una lavadora hasta cómo empezar una vida de cero. He aprendido a adaptarme, a ser tolerante, a valerme por mi misma para resolver conflictos, a tomar decisiones y  superar dificultades sola, y, sobre todo, he aprendido a valorar y a saber estar agradecida por las cosas. Cómo ya os había comentado una vez, a veces es necesario estar en el lado menos bonito para saber apreciar el otro lado, y gracias a eso he empezado a valorar lo que la gente hace por mi y la suerte que tengo muchísimo más de lo que lo hacía antes. Por eso, quiero dar las gracias a mis padres por todo lo que dan por mi y a toda la gente que me ha apoyado y seguido desde España. También, aunque nunca lo leerán, quiero dar las gracias a mi familia americana por haberme abierto sus puertas y haberme tratado como a una hija más cuando lo necesitaba; a Jennifer, la madre de Alexis, por haber sido como una segunda madre americana para mi; a Alexis, Carmen, Gaia y Ally por estar siempre ahí  y recordarme que los amigos son la familia que elegimos y a toda la gente tan maravillosa que he conocido y que me ha dejado entrar en su vida con los brazos abiertos. Espero que todos ellos sepan que les estaré eternamente agradecida y que los llevaré siempre en mi corazón.
Me alegro muchísimo de haberme embarcado en esta experiencia, ya que si no lo hubiera hecho habría perdido la oportunidad de conocer a un montón de gente maravillosa que ahora tengo el privilegio de conservar durante el resto de mi vida.
Por último, quiero animar a la gente que tenga una oportunidad parecida a ser valiente y aceptarla, ya que si no, os aseguro que os arrepentiréis durante el resto de vuestras vidas.
Y aquí me despido, queridos lectores, espero que hayáis disfrutado de mis aventuras tanto como lo he hecho yo. Muchísimas gracias por leerme y hasta siempre.












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