domingo, 7 de septiembre de 2014

Un mes, una rutina, mil cambios.

Pues, sin saber ni cómo ni cuándo, ya ha pasado un mes desde que pisé tierras americanas. Hoy, día 7 , se cumple justo un mes desde que llegué al aeropuerto de Kansas City, con mis maletas y mi inglés de hándicap 36 (para los golfistas significa "recién estrenado"), y es que por mucho inglés que haya estudiado, aprendo más en un día aquí que en dos semanas de clases en España.
Este mes me he hecho un huequecito en un nuevo mundo, que se dice pronto. Un mundo en el que la familia Davis, Staley y mis ganas de vivir el sueño americano están siendo los protagonistas.

Estas semanas han estado llenas de experiencias nuevas y de cambios. Ahora que las cosas están empezando a asentarse, ya puedo empezar a hablar de rutina, de esa maravillosa rutina de lunes a viernes de cualquier estudiante o trabajador. Y digo maravillosa para hacerle ver a toda la gente que dice que la rutina es aburrimiento o monotonía que se equivoca. Que una rutina sea monótona, o aburrida, depende de la calidad de los pequeños detalles, y los pequeños detalles dependen de las personas de tu alrededor, así que, al fin y al cabo, que tu rutina sea satisfactoria o no, depende de ti.Ya sé que, probablemente, la forma de ver las cosas una chica de 15 años no consiga cambiar la opinión de muchos, pero ,para mí, la rutina está relacionada con la felicidad.
Supongo que necesitas que tu vida de un giro de 180 grados para entender esto pero, dicen que "la rutina es la base del éxito" y, para mí, el mayor éxito que puede conseguir una persona es eso, la felicidad.

Y ahora, habiendo aclarado ese pequeño inciso, ya os puedo hablar un poco sobre mi rutina.
Me despierto todos los días a las 6:00 de la mañana. Desayuno, me arreglo y subo al coche de Bella a las 6:45 (hora, en mi opinión, demasiado exagerada, ya que el colegio no empieza hasta las 7:23). Llegamos al colegio a las 6:55 más o menos y, tras esperar cinco minutos en el coche, ya que llegamos demasiado temprano, entramos en el colegio.
A las 7:23 empieza la primera clase y a las 2:30 acaba la última (excepto los jueves, que salimos a la 1:55 porque el claustro de profesores tiene reunión, por lo que todas las clases se acortan 10 minutos más o menos).
Tengo cuatro clases de una hora y media, con un descanso de media hora ("Falcon time") entre la segunda y la tercera hora y con descansos de 6 minutos entre las demás clases.
Para cada asignatura tienes que ir a un aula distinta, así que tienes unos compañeros distintos en cada clase. Como aquí todos los alumnos cursamos ocho asignaturas, tenemos dos tipos de días, los "A days", en los que tienes siempre las mismas cuatro clases y los "B days", en los que tienes las otras cuatro.
Después de varios cambios de horarios, aquí os dejo el  horario definitivo de mis clases de los "A days" y de los "B days"

Desde que el año pasado hubo una "food fight" a final de curso, ahora tenemos turnos de 20 minutos para comer, y el turno en el que estés depende de el profesor que te toque a tercera hora. En los "A days" me toca el 1º turno, que es a las 11; y en los "B days", el 4º, que es a las 12:30.

Y como estamos en  otoño,que es la estación en la que se practica golf en el insituto, después de clase tengo entremaniento de 3:00 a 5:30 (aunque la mayoría de los días acabamos antes). 

Otra parte muy importante de mi rutina son las personas con las que me relaciono día a día, esas personas que hacen que tu rutina no caiga en el la temida monotonía, esas personas de las que os hablaba antes que hacen esos pequeños detalles, y es que, como bien se dice, "los pequeños detalles son los que marcan la diferencia", y qué razón.  Lo que me encanta de mi nueva vida es que aquí tienes la oportunidad de conocer gente nueva casi a diario, y eso es algo tan tan enriquecedor y tan divertido, que sólo por eso ya merece la pena estar aquí.

Vivir aquí significa muchas cosas. Significa soñar, disfrutar, adquirir mil y una experiencias, crecer; significa levantarse todos los días con ganas de dar lo mejor de ti, con ganas de enseñarle al mundo lo que una gallega de 15 años es capaz de dar, pero también significa echar de menos. Sin duda, echar de menos también es parte de mi rutina, y , queridos lectores, os voy a confesar que lo que más echo de menos no son las grandes cosas; no echo de menos el tiempo, ni la comida, ni siquiera los horarios españoles, echo de menos los pequeños detalles, esos que marcaban la mejor diferencia que cualquiera pudiera desear. Echo de menos que mi madre acaricie pelo para despertarme por las mañanas, que mi abuela me diga que tengo que acabarme la comida que dejé en el plato, esos abrazos de oso a modo de saludo de tus amigas, los mimos y el beso dulce de buenas noches antes de irte a casa, las tardes de golf en familia (Laneros, por si os quedaba duda, estáis incluídos aquí) y muchas cosas más.
Y es curioso que incluya el echar de menos en mi rutina, habiéndoos dicho que para mí la rutina era felicidad, pero creo que si echas de menos algo es porque significa que te hacía feliz, y eso, al fin y al cabo, no tiene nada de triste.

Como no he podido evitar ponerme un poco sentimental y ya me he alargado bastante, para terminar, os dejo unas fotos y un vídeo en los que se resume mi semana,  pero primero me gustaría enseñaros una frase sacada de un cuaderno muy especial, un cuaderno que me traje de España y  que me ha robado un trocito de corazón. Espero que esta frase os transmita la misma fuerza que me transmite a mi:

"Y que los kilómetros no puedan presumir de habernos vencido."


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Segundo puesto en el campeonato en "Fair View"

Mi primer partido de fútbol americano (nivel de instituto). 

Entrevista en el colegio a las estudiantes españolas.





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